El tratamiento con factores de crecimiento (growth factors) se popularizó de forma determinante cuando deportistas profesionales del máximo nivel empezaron a aprovechar su potencial para lograr recuperarse de lesiones de gravedad. Son los casos de los futbolistas Víctor Valdés, Xavi Hernández, Jesús Navas y Fernando Llorente, el jugador de baloncesto José Manuel Calderón, el ciclista Joseba Beloki, y, sobre todos ellos, Rafa Nadal. El mejor tenista español de todos los tiempos recurrió en 2010 al tratamiento con factores de crecimiento en su rodilla después de agotar múltiples opciones para solucionar sus problemas crónicos, y también acabó recurriendo a esta técnica para sus dolencias de espalda.

Qué son los factores de crecimiento

Ahora bien, ¿qué son los factores de crecimiento? Los factores son un conjunto de proteínas que están presentes en el plasma sanguíneo y en nuestras plaquetas que juegan un papel crucial en la regeneración de los tejidos. Los factores desencadenan efectos biológicos como la proliferación y diferenciación celular, la generación de vasos sanguíneos (conocida como angiogénesis) y la migración de las células a los lugares en los que es necesario que se produzca esa regeneración (quimiotaxis). En otras palabras, se inician procesos para reducir la inflamación, iniciar la formación de tejido nuevo, la cicatrización, la reparación de tejidos, o la curación de ligamentos, músculos, piel, etcétera.

Ante la evidencia de su eficacia en el tratamiento de las lesiones, principalmente en lo que se refiere a la reducción del tiempo de recuperación, las infiltraciones de Plasma Rico en Factores de Crecimiento se han ido extendiendo en muchos campos terapéuticos y en pacientes con patologías muy diversas.

¿Cómo se obtiene el Plasma Rico en Factores de Crecimiento?

Para la obtención del Plasma Rico en Factores de Crecimiento, se extrae una muestra de sangre del paciente bajo tratamiento para procesarla con un centrifugado especial. Este procedimiento permite aislar y concentrar las proteínas que serán las encargadas de reparar y regenerar los tejidos.

ajo la visualización ecográfica, podremos inyectar este plasma rico en factores de crecimiento en la zona exacta bajo tratamiento. El número de aplicaciones dependerá del daño del tejido que se esté tratando, de la dimensión de la lesión, y estará sujeto a la consideración del médico especialista. Pueden oscilar entre 1 y 3 veces con algunas semanas de descanso entre cada aplicación, aunque pueden ser más.

La intervención es inocua, sencilla y muy poco invasiva, y el paciente puede volver a la vida normal tras un periodo de entre 24 y 48 horas, en términos generales.

La investigación científica ha determinado que este plasma aislado no contiene solo plaquetas, sino también fibrina, proteínas y otras sustancias que contribuyen en el proceso de regeneración de los tejido lesionados. Este es el motivo por el que su denominación actual es la de Plasma Rico en Factores de Crecimiento (PRGF por sus siglas en inglés) o simplemente Factores de Crecimiento.

Para qué sirven los factores de crecimiento

El tratamiento con Plasma Rico en Factores de Crecimiento acorta el tiempo de recuperación, y ahí reside su principal ventaja. Frente a un tratamiento convencional, las infiltración de factores de crecimiento ofrecen procesos de cicatrización de dos a cuatro veces más rápidos.

Su aplicación se inició en lesiones deportivas como tendinopatías crónicas, roturas de tendones o ligamentos, agudas o crónicas. Los éxitos conseguidos provocaron que se ampliara su uso a casos de desgastes de cartílago (artrosis), roturas musculares e incluso lesiones óseas (edema óseo).

Últimamente está siendo también utilizado en quirófano después de la sutura de ligamentos; en forma de coágulo para cicatrizar las heridas superficiales o quirúrgicas y en colirio para lesiones de ojo (lesiones corneales o de las conjuntivas). El tiempo de recuperación de estas intervenciones se está situando en la mitad con respecto a tratamientos convencionales.

El tratamiento con factores de crecimiento es un tratamiento inocuo, que, con una muestra de sangre adecuadamente procesada y aplicada por médicos especialistas formados, es bien tolerado por el paciente y no genera ningún efecto adverso. Ofrece un resultado regenerativo, antiinflamatorio y analgésico, tanto en lesiones agudas como crónicas, por lo que además de acelerar la recuperación, se reduce el dolor, y mejora la movilidad de la articulación, el músculo o el tejido tratado.

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